lunes, 13 de junio de 2011

Error 1: No decir "no"


Si me pidieran que representara gráficamente el crecimiento, seguramente dibujaría una línea recta ascendente. La realidad, sin embargo, se parece más a un gráfico de cotizaciones de bolsa lleno de altibajos. Nosotros crecimos mucho y rápido, pero la vida de la agencia era como un péndulo que oscila perpetuamente entre las crisis de ingresos (“estamos flojos en ventas, pero seguimos teniendo que pagar las nóminas todos los meses”) y las crisis de ejecución (“ahora que lo hemos vendido todo, a ver cómo narices sacamos el trabajo en tiempos y con la calidad necesaria”).
La solución teórica del problema es sencilla: creas una amplia red de colaboradores fiables a los que subcontratrar cuando hay picos de trabajo y mantienes tus costes fijos en el mínimo necesario. Suena muy bien, pero en la práctica la coordinación es compleja, es difícil encontrar muchos de esos colaboradores fiables y puede que cuando tú les necesites ellos también estén saturados.
¿Qué haces entonces cuando una serie de Clientes empiezan a darte un volumen de trabajo cuatro o cinco veces superior al del año anterior?
¿Digo "sí" o digo "no"?
En nuestro caso, creo que simplemente no reflexionamos. La ambición comercial nos llevó a etiquetar aquello automáticamente como una gran oportunidad. Alguien dijo “no podemos dejar entrar a un competidor”. Y alguien resopló diciendo “como salga, a ver cómo lo hacemos…”.  Pero lo asumimos sin más como gajes del oficio. No nos planteamos seriamente la posibilidad de decir no: “agradecemos vuestra confianza, pero pensamos que no podemos asumir tanto trabajo de golpe manteniendo el nivel de servicio y para nosotros es fundamental que estéis satisfechos con nuestro trabajo”.
La diferencia entre una gran oportunidad y una trampa llena de pinchos puede ser difusa, aunque suele verse con mucha más nitidez a toro pasado. Por no decir “no”, nos colocamos en situaciones en las que la carga de trabajo era inasumible. El equipo perdió la fe en que los proyectos pudieran realizarse en condiciones y fallar se convirtió en una opción. La calidad se resintió y acabamos decepcionando a algunos Clientes y perdiendo negocio.
Es natural querer crecer y creo que es bueno aceptar retos e intentar superarse. Pero todos tenemos un límite y hay que saber cuando decir ”no”.

Via:http://pablomelchor.com/2010/06/17/error-1-no-decir-no/

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